Perseverancia
En mayo de 2015 viajamos con Leonello Zambon a Cuba para participar en la duodécima Bienal de La Habana. Este video forma parte de una serie de 7 que registra parte de la instalación en el Centro de Desarrollo de las Artes. Los textos que reproducimos aquí abajo no describen cada video, sino que forman parte del diario de viaje que escribimos en aquella ocasión.
Nota 1. Tecnología.
Durante mi primer encuentro con Daialí en la oficina de dirección del Centro de Desarrollo de las Artes, llamaron mi atención una serie de pequeñas cajas plásticas rectangulares con una tapita de plástico o corcholata en la parte superior. Pensé, en sintonía con amigos dedicados al circuit bending, en osciladores caseros, potenciómetros hechos con tapas de gaseosa y circuitos electrónicos metidos dentro de jaboneras. Cuando tuve oportunidad me acerqué a una de las diminutas cajas y la abrí; adentro había una llave. La tapita adherida a la cubierta de la caja con pegamento estaba recubierta de plastilina. Restos de un número grabado en bajo relieve podían distinguirse en su superficie blanda. Al notar mi evidente sorpresa, Daialí me explicó de que se trataba aquello. Esta cajita resultó ser parte de un sistema-tecnología mas complejo, en donde intervienen una serie de operarios y funcionarios dedicados a velar por la seguridad y confidencialidad de los espacios. El sistema funciona a partir de un dispositivo de lacrado provisorio que se repite cada vez que un espacio seguro es cerrado. Sobre cada puerta se encuentra instalada también una tapita con masilla. En el contramarco hay un piolín. Cuando la puerta es cerrada con llave, el piolín se pasa cuidadosamente al otro lado y se hunde en la masilla. Una vez cubierto se sella el lacre, imprimiendo un número legible sobre la superficie blanda. Este número corresponde a quién es responsable de abrir y cerrar la puerta. La llave se coloca en una de las pequeñas urnas y se realiza el mismo procedimiento, de manera de protegerla mientras la puerta permanece cerrada. Cuando una llave es quitada de su caja o una puerta es abierta, el lacre es violado. Existen pocas personas autorizadas a operar el sistema. A cada cambio de turno o de ronda del guardia de seguridad, los lacres son revisados para corroborar que no han sido violados. De existir alguna anomalía deberá asentarse y se contactará con las autoridades competentes. El auge del lacrado en cartas y documentos se remonta a los siglos XV y XVI en Europa y sus colonias, cuando la edad media empezaba a declinar, en el traspaso de sistemas feudales a uno de acumulación de capital. Las múltiples tecnologías de la escasez en Cuba están repletas de saberes mixtos complejos que van en muchas direcciones, temporales y técnicas; los llamados inventos dan cuenta de la capacidad de reutilización y hackeo de otros saberes y tecnologías, readaptados de forma anexacta a realidades concretas de un entorno específico. Ernesto Oroza ha llamado desobediencia tecnológica a esta particular capacidad técnica. Algunos de estos saberes fueron recopilados por Nestor Siré, a quién tuvimos la suerte de conocer en La Habana, en sus Combos de video, particularmente en El Clave, que puede verse en este link.
En mayo de 2015 viajamos con Leonello Zambon a Cuba para participar en la duodécima Bienal de La Habana. Este video forma parte de una serie de 7 que registra parte de la instalación en el Centro de Desarrollo de las Artes. Los textos que reproducimos aquí abajo no describen cada video, sino que forman parte del diario de viaje que escribimos en aquella ocasión.
Nota 1. Tecnología.
Durante mi primer encuentro con Daialí en la oficina de dirección del Centro de Desarrollo de las Artes, llamaron mi atención una serie de pequeñas cajas plásticas rectangulares con una tapita de plástico o corcholata en la parte superior. Pensé, en sintonía con amigos dedicados al circuit bending, en osciladores caseros, potenciómetros hechos con tapas de gaseosa y circuitos electrónicos metidos dentro de jaboneras. Cuando tuve oportunidad me acerqué a una de las diminutas cajas y la abrí; adentro había una llave. La tapita adherida a la cubierta de la caja con pegamento estaba recubierta de plastilina. Restos de un número grabado en bajo relieve podían distinguirse en su superficie blanda. Al notar mi evidente sorpresa, Daialí me explicó de que se trataba aquello. Esta cajita resultó ser parte de un sistema-tecnología mas complejo, en donde intervienen una serie de operarios y funcionarios dedicados a velar por la seguridad y confidencialidad de los espacios. El sistema funciona a partir de un dispositivo de lacrado provisorio que se repite cada vez que un espacio seguro es cerrado. Sobre cada puerta se encuentra instalada también una tapita con masilla. En el contramarco hay un piolín. Cuando la puerta es cerrada con llave, el piolín se pasa cuidadosamente al otro lado y se hunde en la masilla. Una vez cubierto se sella el lacre, imprimiendo un número legible sobre la superficie blanda. Este número corresponde a quién es responsable de abrir y cerrar la puerta. La llave se coloca en una de las pequeñas urnas y se realiza el mismo procedimiento, de manera de protegerla mientras la puerta permanece cerrada. Cuando una llave es quitada de su caja o una puerta es abierta, el lacre es violado. Existen pocas personas autorizadas a operar el sistema. A cada cambio de turno o de ronda del guardia de seguridad, los lacres son revisados para corroborar que no han sido violados. De existir alguna anomalía deberá asentarse y se contactará con las autoridades competentes. El auge del lacrado en cartas y documentos se remonta a los siglos XV y XVI en Europa y sus colonias, cuando la edad media empezaba a declinar, en el traspaso de sistemas feudales a uno de acumulación de capital. Las múltiples tecnologías de la escasez en Cuba están repletas de saberes mixtos complejos que van en muchas direcciones, temporales y técnicas; los llamados inventos dan cuenta de la capacidad de reutilización y hackeo de otros saberes y tecnologías, readaptados de forma anexacta a realidades concretas de un entorno específico. Ernesto Oroza ha llamado desobediencia tecnológica a esta particular capacidad técnica. Algunos de estos saberes fueron recopilados por Nestor Siré, a quién tuvimos la suerte de conocer en La Habana, en sus Combos de video, particularmente en El Clave, que puede verse en este link.